MUJERES VALIOSAS

lunes, 8 de septiembre de 2008

LA MADRE DE ISRAEL

Por Patricia Adrianzén de Vergara.


“Las aldeas quedaron abandonadas en Israel, habían decaído, hasta que yo Débora me levanté, me levanté como Madre en Israel”. (Jueces 5:7)

Me gustan las mujeres con iniciativa. Aquellas que no se dejan vencer por los obstáculos ni las circunstancias, aguerridas y valientes, que saben lo que valen y pueden lograr. Me gustan las mujeres que llegan a conocerse a sí mismas, que valoran sus fortalezas y luchan con sus debilidades. Admiro a las mujeres que se levantan de sus fracasos y son capaces de volver a empezar. Pero sobre todo admiro aquellas que se muestran solidarias y que reproducen sus vidas en otros. A pesar que la historia de la humanidad no estuvo a nuestro favor y tuvieron que pasar siglos para que fuésemos reconocidas socialmente con justicia, nadie puede negar que las mujeres cumplimos siempre un rol importante. Hemos ganado batallas trascendentales como el derecho al sufragio, que ahora nadie se atrevería a cuestionar y hasta parece mentira que tuvimos que ir conquistando derechos tan elementales como ese.


Hoy la sociedad nos reconoce y hasta celebramos cada año el “Día Internacional de la Mujer”. Eso no quiere decir que muchas mujeres no tengan que seguir batallando diariamente contra injusticias, micro machismos y conductas inapropiadas de los varones. Tenemos aún mucho por hacer y conquistar pero nunca olvides mujer que eres valiosa y fuiste creada a imagen y semejanza de Dios La sociedad que describe la Biblia también era machista, sin embargo Dios se encargó de levantar mujeres que marcaran hitos en la historia de su pueblo y que tuvieron un papel preponderante. Tal es el caso de Débora, una mujer que estuvo al frente de todo un ejército y que Dios usó poderosamente para libertar a su pueblo. Una mujer que supo estar en contacto con Dios y ser sensible a su voz y a su dirección, a quien Dios le revela sus planes. ¿No te parece maravilloso?






¿Quién fue Débora? Empezaremos por explicar el significado de su nombre. El nombre “Débora” es de origen hebreo y significa “trabajadora como la abeja”.

 Débora, la mujer que aparece en el libro de los jueces, hizo honor a su nombre pues fue una mujer laboriosa, sagaz, prudente y sabia. “Dulce para sus amigos y dolorosa para sus enemigos”. Entre sus atributos resalta su íntima comunión con Dios, pues fue profetisa; es decir transmitía los mensajes de Dios al pueblo. Era juez en el tiempo en que Jabín oprimía a Israel. Se dice que se sentaba para ejercer su oficio al aire libre debajo de una palmera, o tal vez habitaba cerca de ella, lo cierto es que el pueblo acudía a ella para recibir consejo y resolver sus conflictos como a una madre que nutre y protege. Débora cumplió un rol fundamental entre su pueblo, en un tiempo de la historia de Israel de decadencia espiritual cuando estaban rodeados de muchos enemigos. Fue una mujer que respondió a las necesidades críticas de su tiempo con valentía.


Es así como es ella quien recibe directamente de Dios el plan proyectado para la liberación de Israel. En un tiempo de desesperación ella alentó al pueblo a la lucha. Como mujer no era la adecuada para ponerse al frente de un ejército, pero animó al general Barac para formar al equipo libertador hasta que obtuvieron la liberación total de Israel. Leamos sus palabras cuando se dirige a Barac:

“¿No te ha mandado Jehová Dios de Israel, diciendo: Ve junta a tu gente en el monte de Tabor, y toma contigo diez mil hombres de la tribu de Neftalí y de la tribu de Zabulón; y yo atraeré hacia ti al arroyo de Cisón a Císara, capitán del ejército de Jabín, con sus carros y su ejército y lo entregaré en tus manos? (Jueces 4:6-7)


Parece ser que Barac había recibido ya una orden de parte de Dios y no había hecho caso. Débora sin duda oró y oyó la voz de Dios y él le reveló sus planes. Confiada en la palabra de Dios es que anima a Barac e intenta sacarlo de su apatía espiritual y su incredulidad. Al punto que él le responde: “Si tú fueres conmigo yo iré, pero si no fueres conmigo no iré” (Jueces 4:8) Débora tuvo que vencer varios obstáculos para ir a la batalla, librar primero su propia batalla personal y de los que la rodeaban: venció el obstáculo de la indiferencia, el obstáculo de la apatía espiritual y el obstáculo del temor. A la vez, la historia de Débora nos provee de ciertas características y atributos que como mujeres podemos ejercer hoy en nuestro tiempo. Te animo a que me acompañes a examinarnos a nosotras mismas a través de su:


1) Sensibilidad social: Débora vivió en un tiempo en que el pueblo de Israel había faltado a todos sus pactos con Dios y estaban viviendo las terribles consecuencias de su apostasía. Ella describe la situación social de ese entonces en Jueces 5: 5-8: “quedaron abandonados los caminos” “se paraban por lugares torcidos” “las aldeas quedaron abandonadas en Israel”. Había un abandono total, todo había decaído, los cananeos se habían apoderado hasta de las principales rutas, los aldeanos abandonaron sus pueblos en busca de la protección de las ciudades amuralladas. Los enemigos de Israel habían logrado dejarlos sin comercio, sin labores agrícolas, sin administración, sin que pudieran atreverse a viajar, sin paz, sin armas ni ánimos para que se atrevieran a combatirlos. Fue en esta situación cuando Débora “se levanta” y asume un rol definitivo. Como mujer, ¿has hecho un análisis de la situación a tu alrededor? ¿Conoces las necesidades urgentes de quiénes te rodean? ¿Te has preguntado si puedes hacer algo personalmente para cambiar ciertas situaciones o realidades? ¿Has extendido tus fronteras más allá de tu propia familia?


2) Su valentía: “Hasta que yo Débora me levanté…” (Jue 5:7) “la guerra estaba a las puertas” (Jue 5:8). La situación era de violencia y ausencia de paz. De confusión y temor, sin embargo Débora estuvo dispuesta a ir a la batalla confiando en que Dios les había dado ya la victoria. Era una conocedora de los tiempos de Dios y no se acobardó por la magnitud de la tarea que tenía que aprender ni por los riesgos que podía correr. ¿Te has levantado ya con valentía para ser un canal de bendición a otros? ¿Sabes lo que podrías hacer por los demás? ¿Estás dispuesta a poner al servicio de Dios y de los otros tus habilidades y talentos? ¿Eres del tipo de mujer que emprende retos o de aquellas que viven lamentándose de sus propias miserias y no son capaces de mirar más allá de sí mismas? ¿Conoces el poder de tu influencia personal? ¿Conoces tus habilidades personales, dones y talentos?


3) Su amor maternal por su pueblo: “Me levanté como madre de Israel” (Jue 5:7). Es fácil amar a nuestra propia familia y desbordar todo el amor maternal en nuestros propios hijos. Pero Débora entregó también su corazón al pueblo de Dios “Mi corazón es para vosotros jefes de Israel” (Jue 5: 9). Y fue ese amor que la impulsó a animar y juntar a la tropa y a arriesgarse a ir con ellos a la batalla. Dios nos ha dado a las mujeres la capacidad de amar maternalmente y una sensibilidad especial que puede ser encauzada y multiplicada a suplir las necesidades emocionales, físicas, espirituales y materiales de otros. Débora tal vez tenía sus propios hijos pero su rol de madre trascendió a su propia familia. ¿Cuáles son los límites de tu amor? ¿Has reflexionado acerca de la indiferencia que evidenciamos frente a ciertas situaciones que nos rodean? ¿Hay necesidades urgentes que pueden suplir tu corazón de madre? Si la vida no te ha dado hijos naturales, ¿te has preguntado cómo y hacia quiénes puedes encauzar ese amor maternal inherente a tu naturaleza?


4) Su alabanza a Dios: “Load a Jehová” “Oíd reyes; escuchad oh príncipes, Yo cantaré a Jehová, Cantaré salmos a Jehová, el Dios de Israel” (Jue 5:2-3). Luego de la gran victoria Débora compone un Cántico Triunfal que celebra la gloriosa victoria de Israel. En él, Débora menciona la intervención sobrenatural de Dios y el hecho de que luchó a favor de Israel, y termina su poema con una oración a Dios. Busquemos la dirección de Dios para todo cuanto planeemos hacer en esta vida. Emprendamos grandes retos para él y aprendamos a darle la gloria cuando él prospere nuestros proyectos y nos de victorias personales. Débora, fue una mujer que quedó registrada en la historia de Israel, porque supo amar y combatir, y levantarse como Madre de un pueblo en un tiempo de gran necesidad a todo nivel. Quiera Dios que como mujeres y madres aprendamos a dejar huella en los corazones y vidas de quienes no rodean y nos necesitan hoy.

2 comentarios:

Israel Adrianzen dijo...

Llegue casualmente a tu blog, pues me comentaron que mi nombre aparecia en google, y cuando lei la madre de Israel en la busqueda, no pude resistir la curiosidad y entre a husmear un poco. (continuara...)

Israel Adrianzen dijo...

Me gusta la literatura, me gusta escribir (aunque no tuve la suerte de poder estudiar en ninguna universidad), y me gusta entonar canciones acompañado de mi guitarra. Me gustaria poder enviarte algun cuento o poema esrito por mi, y asi en familia, puedas darme algun consejo o alguna critica que me ayude a mejorarlos. Espero contar con una pronta respuesta.

Israel Adrianzén