MUJERES BÍBLICAS Y MUJERES DE HOY

viernes, 20 de mayo de 2011

Escribir una serie de libros para mujeres, ha resultado una experiencia muy gratificante. Explorar las experiencias de vida de las mujeres bíblicas y relacionarlas con las experiencias que vivimos las mujeres hoy, ha enriquecido realmente mi vida. Desde Setiembre del 2009 en que sacamos a luz los dos primeros libros: "Amadas" y "Apreciadas" , Keila y yo, nos hemos dedicado a profundizar en la palabra de Dios, trenzando el pasado con el presente, intentando penetrar en la psicología de las mujeres bíblicas, aprendiendo de ellas, sorprendiéndonos de cuanto de nosotras mismas reflejan estas mujeres. Así dimos a luz luego a "Abnegdas" y "Admiradas", libros que rescatan las cualidades de la maternidad. Estos primeros cuatro tomos de la serie "Mujeres valiosas" han llegado a las manos y corazones de muchas lectoras.




Luego Dios puso en mi corazón escribir "Amigas" porque las mujeres construimos relaciones cada día y no podemos vivir sin amigas. Todas necesitamos ser oídas, afirmadas y estar seguras que contamos con alguien para compartir nuestras alegrías y tristezas.

"Amigas" cuenta la historia de cuatro mujeres que se llamaban María, quienes disfrutaron la dicha de ser amigas y seguidoras de Jesús. ¿Sabías que Jesús las honró con su amistad? ¿Qué cualidades de amigas mostraron estas mujeres? ¿Qué experiencias vivieron juntas? ¿Y qué aprendieron de Jesús, el amigo por excelencia? Amigas que compartieron la alegría y el dolor. Que me hicieron recordar a aquellas mujeres que han pasado por mi vida dejando su huella.


Entonces pensamos dar un paso más profundo. Y le pedí a Keila que escribiera "Abrazadas". Porque todas las mujeres necesitamos un abrazo, cuánto más si hemos experimentado el abuso en alguna de sus formas. Las estadísticas en cuanto al tema son escalofriantes; el abuso sexual, emocional, espiritual y financiero es una realidad en nuestra sociedad. ¿Sabes qué dice Dios al respecto? ¿Acaso guarda silencio?
"Abrazadas" cuenta la historia de cuatro mujeres poco conocidas de la Biblia que sufrieron abuso, en base a sus experiencias podemos descubrir el corazón de Dios en cuanto a este tema en sus distintos matices.

Este libro toca las fibras más sensibles de las mujeres y descubrimos que desde tiempos muy antiguos las mujeres tuvimos que aprender a combatir esta lacra como fue el caso de Dina y el abuso sexual, Tamar y el abuso emocional además del sexual, La hija de Jefté y el abuso espiritual, La muchacha endemoniada y el abuso financiero.

¿Cómo se relacionan con el abuso que experimentamos las mujeres hoy? ¿Es posible la restauración? ¿Cómo ayudar en el proceso de la sanidad emocional de la víctima? ¿Puede Dios sanar el corazón de una mujer abusada? ¿Qué nos toca hacer a nosotras?
Keila nos dice: "Amada mujer, sí hay esperanza. Detrás de la nube negra del dolor, se oculta el sol de justicia que brindará sanidad a nuestros corazones. Recorramos juntas estas historias, meditemos en las promesas bíblicas, dejémonos abrazar por Dios".

Nos hemos trazado la meta de continuar con esta serie, sumergiéndonos en el alma de la mujer, es ese viaje íntimo que es escribir un libro para sacar a la superficie aquellas verdades eternas que puedan contribuir a confirmar en cada mujer de hoy el valor y la dignidad que Dios nos confirió desde su eternidad.

Patricia Adrianzén de Vergara


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CARTA DE UNA LECTORA DE "AMIGAS"




El libro “Amigas” guarda en sus páginas una riqueza contundente, tanto por su acuosa investigación, cuyas bases incuestionables tienen como fundamento la Biblia.



Me cautiva, hasta llevarme a ser partícipe activa, no sólo por su conocimiento sino, fortaleciendo mi fe, movilizándome con esperanza y ánimo, por la vigencia de la “Palabra viva”, que no cambia. Además es un indicador valioso, de nuestra madurez espiritual y poder saber, como dice la autora “qué tan efectivas somos en nuestra perseverancia y dedicación a las personas que consideramos nuestras amigas.”



La narración en primera persona, nos acerca a la individualidad de las protagonistas y nos traslada al tiempo y al espacio, permitiendo, que el lector haga un ejercicio obligado de contextualización con la sociedad contemporánea.



Muy interesante e invalorable es la explicación de algunos verbos del griego, idioma en que fue escrito el Nuevo Testamento, para alcanzar una exacta connotación y significado de las palabras. Por ejemplo, cuando nos explica el uso del verbo “oír”, “ekouen”, la autora nos da un alcance muy rico pues en el texto original griego significaba “un presente sin interrupción”. Ella nos dice que esta palabra expresaba continuidad, y en la experiencia de María de Betania, esto significaba, que “María de continuo escuchaba al maestro, ella tenía por costumbre hacerlo.”



En esta primera historia, me gustó también mucho el mensaje tan aleccionador, bondadoso y exhortativo de Patricia, llamando a mantener una relación de calidad, como amigas con nuestras hermanas. Ella nos dice: “No permitas que el tiempo tome la dimensión de la distancia. Construye un puente que llegue al corazón de tu hermana.”



En el caso de María Magdalena, al ver llorar a Jesús por la muerte de Lázaro, nos recuerda, el amor que el Señor tuvo por la humanidad cuando nos dice refiriéndose a Jesús: “la muerte le dolía” expresión muy profunda.



Sin duda, la autora hace gala de su pluma literaria y sentimiento cristiano, al describir el sufrimiento del Señor camino al Gólgota, por su discípula y amiga, María Magdalena. Permite que mi actitud de lectora se vigorice y conmueva con este hecho, que es más que historia, trae consigo el toque de la transformación de vidas.



El propósito de la autora se cumple cuando nos va conduciendo y animando a desarrollar los dones, que fue el estilo de vida en las protagonistas y que las lectoras tienen los elementos para la aplicación de esta pedagogía reflexiva, si así lo decidieran.



Me conmueve ver como la condición de la mujer de esa sociedad, excluida y postergada, retoma su dignidad y valía personal con el toque del compañerismo de Jesús, quien les otorgó el privilegio de ser portadora del mensaje de la resurrección a estas mujeres.



El libro “Amigas” nos convoca, al mismo tiempo, a ser co-protagonistas de la misma misión que tuvieron los personajes en este tiempo y con esta sociedad.





Elsa Chignee Campos

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LIBRO "ABRAZADAS"

martes, 17 de mayo de 2011



Comentario del libro “Abrazadas”

Por Elsa Chignee Campos



Este maravilloso libro tocó las fibras más sensibles de mi alma. Me pregunto. ¿Cómo será en aquellas que han sufrido el abuso? Yo no lo viví, pero a medida que leía el manuscrito, iban desfilando los pequeños rostros de Alicia, Nancy, Teresita, Rebeca, y muchas otras. Ninguna pasaba de los nueve años. Y así mismo, de niños, como Juan Julio, Manuel, Iván quienes fueron rescatados, en nuestro albergue, fundado para este fin y con quienes mantuve una relación personal. Me impresiona el acierto que la autora hace de la problemática, pero lo más rescatable es la solución a ella, que deviene de la Palabra de Dios y es por eso que ofrece consolación esperanza y vidas restauradas.



Situaciones y rostros cercanos, identificadas en la convivencia en nuestro albergue, como expresiones de vida, resultaron más contundentes que las apreciaciones psicológicas de un profesional, en un comienzo. Pudimos entender la causa del dolor, la impotencia del reclamo, y los anhelos de liberación, traducidas en rebeliones y peleas, en pesadillas nocturnas, en constantes escapadas de la escuela y del albergue, como en inapetencias o enuresis nocturnas.



Como refiere la autora muchos libros abordan el tema, pero ¡qué distinto es tener el libro abierto de una vida en crisis! Toda lectura secular, terapéutica en estas especialidades, que abordamos nos dieron parte del conocimiento, al tener inmediata necesidad de buscar, tratamiento a estas vidas en crisis. Pero gracias a Dios que tuvimos el recurso de la oración, y la fe, de saber que la obra de restauración la hace el Señor y en eso confié.



Mientras recorría las páginas de “Abrazadas” despertaba en mi interioridad, la identificación con ese sufrimiento real, que sin ser mío, tangiblemente, lo hice propio por empatía y acompañamiento. Sin embargo, lo más significativo del libro es el mensaje de esperanza, de sanidad, de ese afecto imperativo, prolongado y trascendente, que solo puede darlo el Dios de toda justicia. Quiero creer que nuestro trabajo no fue en vano y que las Alicias abandonadas, que pasaron por mi vida, sean “las jovencitas, hermosas, vestidas con las mejores ropas y de huérfanas hayan pasado a reinas” por la acción maravillosa de Dios, como magistralmente describe Keila Ochoa.



No es fácil ver de cerca a una sociedad dolida, pero sin compromiso, aun a ciertos magistrados insensibles, minimizando el daño, con actitudes que gritan en su interior, “eso se ve todos los días” legitimando conductas reprobables. La razón, es que la restauración de esas vidas resulta muy costosa e implica compromiso e inversión en el sistema y en las personas. Una mirada fría de estos líderes, es que los niños, “no producen” por eso se posterga toda inversión. Como solución final terminan, muchas veces devolviéndolos a los hogares maltratantes, sin comprobar la superación de la crisis.



Este libro, tiene relevancia porque vemos el actuar de Dios lleno de amor y compromiso con las víctimas. Como la autora precisa, si bien Dios no habla directamente del abuso, sin embargo, Dios empieza este proceso pedagógico, dándole un rostro humano a su pueblo. Advertimos, su paciencia interminable, su misericordia entregada por amor, para sellarlo con el abrazo del Padre, que las víctimas anhelan, como el sediento ciervo, que los Salmos nos relatan, cual imagen lacerada por la sed interior.



Allí esta el Padre, dolido, ofreciéndoles restauración de vidas, arrancando los eslabones reincidentes de la esclavitud en cadena, que como un cáncer, repiten lo que hicieron con ellos y ellas. Mas adelante, los lleva a ocupar una “situación privilegiada” nos dice Keila, cambiando en sonrisas los ceños fruncidos, en cánticos nuevos los lutos del alma, como cuando las “raíces son arrancadas de la palmeras, para convertidas en joyas preciosas” ratifica la autora.



Este libro no se puede dejar de leer y hasta tenerlo como un manual de encuentro y consulta, para todos aquellos que trabajan con niños, para todo consejero eclesial y aun más, las puertas de la Iglesia deben aperturarse y no estar clausuradas cuando el delito se comete. Somos los embajadores de Dios para ejercer justicia. Nuestro reto continúa, poniéndonos en la brecha por las víctimas, teniendo una voz actualizada y firme, buscando restauración a las que sufren humillación y les robaron su inocencia tempranamente. Es caminar de la mano, identificadas con la compasión de Jesús.



Gracias Keila porque junto al quebrantamiento que la lectura produjo en mi, también surgió la gratitud inmensa a Dios por las veces que me dirigió en la búsqueda de soluciones de crisis existenciales.





Keila Ochoa Harris (Escritora mexicana)

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