La Tregua de Dios para el mundo

lunes, 12 de noviembre de 2007

¿Alguna vez sintió a Dios como su enemigo? ¿Lo culpó de los sinsabores y dolores que le tocó experimentar en esta vida? ¿Se sintió tentado de acusarlo de indiferencia e insensibilidad? ¿Pensó en él como un Dios castigador?

Las reflexiones filosóficas de “La Tregua”, novela del uruguayo Mario Benedetti, conducen al lector a plantearse estas preguntas. “La Tregua” es el diario de un hombre de cincuenta años, próximo a jubilarse que rememora su pasado y avizora a la vez un futuro desprovisto de toda ilusión. Martín Santomé, es un oficinista deprimido, conformista, padre de tres hijos quien quedó viudo a la edad de veintiocho años. Su vida mediocre y sin brillo lo lleva a resignarse a un futuro aún más monótono. Pero unos meses antes de su jubilación conoce a Laura Avellaneda, una muchacha joven que podría ser su hija. Martín Santomé se enamora de ella y para su sorpresa llega a ser correspondido. Él, que ya no esperaba nada de la vida revive en una etapa dichosa pero breve: “Tengo que asirme desesperadamente a esta razonable dicha que vino a buscarme y que me encontró”, concluye en sus pensamientos. Pero inesperadamente, cuando aún venciendo sus propios prejuicios espera pedirle matrimonio, la muchacha muere. Entonces la vida de Martín Santomé vuelve a oscurecerse y para el personaje “Dios vuelve a ser la todopoderosa Negación de siempre”. En las reflexiones finales de la novela es donde se revela más claramente el concepto de Dios, con el cual tal vez muchos de nosotros nos hayamos identificado en algún momento de crisis:

Es evidente que Dios me concedió un destino oscuro. Ni siquiera cruel. Simplemente oscuro. Es evidente que me concedió una tregua. Al principio, me resistí a creer que eso pudiera ser la felicidad. Me resistí con todas mis fuerzas, después me di por vencido y lo creí. Pero no era la felicidad, era sólo una tregua. Ahora estoy otra vez metido en mi destino. Y es más oscuro que antes, mucho más”.

¿Por qué Benedetti plantea una “tregua” como meollo y desenlace de su trama?

La palabra “tregua” se define como la suspensión de armas, cesación de hostilidades, por determinado tiempo, entre los enemigos que tienen rota o pendiente una guerra. Es un período de intermisión o descanso hasta que vuelva a comenzar la batalla. De allí que el título que Benedetti eligiera para su novela, se revela tan significativo. El hombre que siente que un Dios tirano le ha trazado un destino fatalista del que no puede escapar y que solamente le concede “una tregua” para luego seguir atormentándolo. La novela plantea así la imposibilidad de la dicha y del conocimiento de un Dios que se preocupa y ama a los hombres:

Si Dios es la Totalidad, la Gran Coherencia, si Dios es sólo la energía que mantiene vivo el Universo, si es algo tan inconmensurablemente infinito, ¿qué puede importarle de mí, un átomo malamente encaramado a un insignificante piojo de su Reino?"

Si bien es cierto la Biblia habla de enemistad entre Dios y el hombre por causa del pecado (Romanos 3:23), no revela a un Dios insensible, lejano e indiferente. Por el contrario Dios se revela a sí mismo como ese Dios de amor que se acerca al hombre y toma la iniciativa de la reconciliación:

Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación”. (2 Corintios 5:18-19)

La verdadera tregua que Dios le da al mundo no es un tiempo limitado de dicha para seguir castigándolo y atormentándolo nuevamente. Dios nos concede una tregua sí, pero una tregua ilimitada de misericordia y gracia a través de su hijo Jesucristo:

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. (Juan 3:16)

Tal vez nunca identificamos la Navidad como la tregua de Dios para el mundo, pero ese es su real significado. Como lo anunciaron los ángeles la noche que nació Jesús: “¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!” (Lucas 2:14) Jesús nació con un anuncio de paz, no de guerra.

En la tregua divina que tenemos a nuestro alcance es Dios quien se sacrifica (Is 53:4). Es Dios quien experimenta el dolor (Is 53:5) . Es Dios quien paga el precio de la paz (Is 53:5) . Es Dios quien carga con los pecados del mundo (Is 53:6). Es Dios quien se lleva las enemistades. Y es Dios quien propone la reconciliación. Es Dios quien busca al hombre para darle vida abundante y eterna.

Frente a esto, la desesperanza de las palabras de Benedetti en boca del personaje Martín Santomé tienen respuesta: “Yo sé que él es una lejana soledad, a la que no tuve ni tendré nunca acceso. Así estamos, cada uno en su orilla, sin odiarnos, sin amarnos, ajenos”.

Dios no es ajeno a nuestro dolor ni quiere que nos mantengamos al margen del sacrificio de Cristo a favor de la humanidad. El trazó el camino de la reconciliación con el hombre, a través de Jesús y ese es el verdadero mensaje de la Navidad: una tregua de eterna paz a nuestro alcance.

6 comentarios:

Isa dijo...

¡Hola!, vengo a través del blog de Keila y me pareció interesante este libro de Benedetti que sinceramente no he leído, trataré de buscarlo. Me hace pensar que es una buena oportunidad para todos aquellos que conocemos a Cristo como Salvador y gozamos de su paz y gozo, mostrarles a los otros, lo que significa la verdadera felicidad que no consiste en los bienes que se poseen u otra cosa.
De mi parte: ¡bienvenida!
Que el Señor te continúe bendiciendo.

Anónimo dijo...

Hola!

Bueno,llegue hasta aqui por el blog de Keila (Retratos de Familia),del cual soy asidua.

Me ha encantado este post,muy ciertas palabras y muy comunes en la humanidad que nos rodea.

A mi tambien me encanta escribir y leer.Bueno, estare visitandote seguido y adelante con el blog,espero poder aprender mucho en el!!

Un saludo fraternal!

Rogger Vergara Adrianzén dijo...

Felicitaciones por el blog!!! Me encantó!!!

Lisi dijo...

Y una tercera persona que llega a través de Retratros de Familia. Ya me he suscrito a tu RSS y estaré siguiendo tu blog con interés. Siempre es un ánimo encontrarse con mujeres cristianas que escriben. Además me gustó mucho tu capítulo en "La aventura de escribir". Un abrazo.

Shadowsland dijo...

Ey Patty, amiga!!! FELICITACIONES por la decisión de crear tu blog. Es un pequeño y gran paso. ¡Te animo a aventurarte en este desafío!

Un abrazote!!!

Lizzie Sotola

piero dijo...

muy buena paty, opor un momento recorde aquelllas desdichas, pero que para bien fueron lecciones que aprendi.